Un poco de lógica sobre el rector Cheyne

17.04.2024

Docencia


En el espíritu reciente de críticas al rector de la Universidad del Rosario, Alejandro Cheyne, llevo días recordando mi último paso por la universidad como profesor de hora cátedra. En el Rosario di clase de Lógica y de Argumentación (y de Metodologías de Investigación) durante tres años, haciéndole frente a la precaria posición de la hora cátedra, exacerbada en parte además por las decisiones de esta rectoría particular (recortes de hora cátedra, congelamiento de ascenso en el escalafón, salvar a un restaurante mientras sacrificaban al cuerpo de hora cátedra, etc.). Sin embargo, recuerdo con cariño a quienes fueron mis estudiantes, y pensé en dejarles un pequeño ejercicio digno de una clase de Lógica o de Argumentación.

Un argumento general de crítica a Cheyne, que creo que está mejor expresado en el comunicado de profesores de la Facultad de Jurisprudencia de la universidad, va de la siguiente manera:

(1) La universidad está en problemas financieros o no lo está.

(2) Si la universidad está en problemas financieros, Cheyne debe renunciar (pues ha administrado mal los recursos financieros de la universidad).

(3) Si la universidad no está en problemas financieros, ha priorizado gastos innecesarios frente a gastos en la labor académica de la universidad.

(4) Un rector que priorice gastos innecesarios frente a gastos en la labor académica de una universidad debe renunciar.

(5) En conclusión, Cheyne debe renunciar.

Este argumento, primero, es deductivamente válido. Le queda la tarea a los y las estudiantes de Lógica y Argumentación demostrar que así es. Bono para quien me describa la estructura lógica del argumento.

Para rechazar un argumento deductivamente válido, la estrategia consiste en mostrar que alguna de las premisas es falsa. Cheyne no podría estar en desacuerdo con (1), pues es una tautología. Probablemente tampoco estará en desacuerdo con (2), a menos de que su descaro llegue a esos niveles (aunque no excluyo que así sea). Nos queda entonces que Cheyne podría intentar rechazar (3) o (4).

Rechazar (3) implicaría mostrar que los gastos que se han priorizado no son innecesarios frente a los gastos de la labor académica. Sin embargo, ¿cómo es comprar edificios sobre los niveles de deuda de la universidad, mientras saca profesores, congela salarios y ascensos de escalafón, reduce fondos de investigación y de movilidad académica, etc., no un detrimento de la labor académica en favor de una supuesta inversión económica? Vamos camino a tener un conjunto muy bonito de edificios sin ninguna labor académica por hacer. En cualquier caso, esa es precisamente la explicación que se le está pidiendo a Cheyne, y que hasta ahora no ha dado. A mi parecer, además, es la única salida lógica que tendría, y por lo tanto donde deberíamos concentrar la mirada.

Por su parte, Cheyne podría intentar rechazar (4) mordiendo la bala y argumentando que de todas maneras merece mantenerse en su cargo a pesar de haber priorizado gastos innecesarios sobre la calidad académica de la universidad. Esta estrategia se instanciaría, por ejemplo, en martirizarse y decir que merece perdón y una segunda oportunidad. O simplemente en continuar saliendo con intervenciones irrelevantes que no responden a las preguntas de la comunidad rosarista y simplemente cambian el tema de discusión. En cualquier caso, como si rechazara (2), sería una muestra de descaro que, aunque me gustaría decir que no podría tener, la evidencia de sus locuciones públicas muestra lo contrario.

Con seguridad habrá más argumentos por reconstruir y por pensar. Por lo pronto, dejo este para apoyarles a la distancia. Lo demás, queda como ejercicio a los y las estudiantes.

Juan R. Loaiza - 2024